Cada Viaje
Una
Historia
GLADYS AYLWARD
En octubre de 1930 inició su viaje con apenas su pasaporte, la Biblia, los boletos, y dos libras de alimentos. Viajando en el tren Transiberiano, finalmente llegó en Vladivostok en el costa este de Siberia. Ésta no era la ruta más directa a su destino, pero debido a una guerra sin declarar entre Rusia y China, ella tenía pocas opciones. Ella navegó de allí a Japón y de Japón a Tientsin, y entonces por tren, autobús y mula hasta la ciudad interior de Yangchen, en la provincia montañosa de Shansi, al sur de Pekín (Beijing).
La mayor parte de los residentes no habían visto a ningún europeo con excepción de señora Lawson y ahora de Srta. Aylward. Desconfiando de ellas por ser extranjeras, los pobladores no se mostraron dispuestos a escucharlas. Yangchen solía hacer una parada de noche para las caravanas de mulas que llevaban carbón, algodón crudo, esencias, y mercancías de hierro, en viajes que duraban de seis semanas a tres meses.
A las dos mujeres se les ocurrió que la manera más eficaz para predicar sería instalar un mesón. El edificio en el cual vivieron había sido una vez un mesón, y con un poco trabajo de la reparación se podría utilizar como uno otra vez. En una fuente pusieron alimento para mulas. Cuando apareció la primera caravana, Gladys salió hacia fuera, asió la rienda de la mula del guía, y la hizo caminar por el patio. Las otras mulas la siguieron hasta la cubeta con alimento. Los muleteros tenían poca opción. Las mulas no avanzarían hasta comer. Entonces dieron a los hombres alimento y camas calientes por un precio estándar, y atendieron a sus animales. Por la tarde contaban historias sobre un hombre llamado Jesús. Después de unas semanas, Gladys no necesitó “secuestrar” a sus clientes, ellos regresaban por la buena atención. Algunos aceptaron bien a estas cristianas, y prontamente los caravaneros fueron corriendo la voz sobre la posada. Gladys practicó su chino por horas cada día, y llegó a expresarse con gran fluidez.
Cierto día la señora Lawson sufrió una caída severa, y murió algunos días después. Gladys Aylward quedó sola para hacer funcionar la misión, con la ayuda de un cristiano chino, Yang, el cocinero.
Durante un tiempo se desempeñó como asistente del gobierno chino como un "inspector de pie", de recorrer el campo para hacer cumplir la nueva ley contra los pies vendados jóvenes niñas chinas. Ella se reunió con mucho éxito en un campo que se había producido mucha resistencia, incluyendo a veces la violencia en contra de los inspectores.
Aylward se convirtió en un ciudadano chino en 1936 y fue una figura venerada por el pueblo, tomando en huérfanos y la adopción de varias ella, intervenir en un motín carcelario volátil y defendiendo la reforma penitenciaria, arriesgando su vida muchas veces para ayudar a los necesitados. En 1938, la región fue invadida por las fuerzas japonesas , y Aylward llevó más de 100 huérfanos a un lugar seguro a las montañas, a pesar de estar ella misma herida. Ella nunca se casó.
Regresó a Gran Bretaña en 1948, donde, después de 10 años, ella trató de regresar a China, se le negó el reingreso por el gobierno comunista y en su lugar se estableció en Taiwán en 1958. Allí fundó la Gladys Aylward orfanato, donde trabajó hasta su muerte en 1970.
Gladys Aylward, hija de un cartero, nació cerca de Londres 1902. Cuando tenía 18 años asistió a una reunión de avivamiento en la cual el predicador invitó a dedicar las vidas a Dios; Gladys respondió al mensaje, y pronto después se convenció de que tenía el llamado para predicar el evangelio en China.
Cuando tenía 26 años intentó ingresar a la Misión a China pero no fue aceptada. Sin rendirse, ella trabajó duramente y ahorró dinero. Entonces oyó hablar de una misionera de 73 años, la señora Jeannie Lawson, que buscaba a mujer más joven para continuar sutrabajo. Gladys escribió a señora Lawson y fue aceptada por ésta, con la condición de que debía costearse los gastos del viaje de Inglaterra a China. Debido a que ella carecía de fondos suficientes como para pagar el precio de la travesía en barco, se propuso viajar por tierra, en tren.